Qué visitar en Tierra del Fuego
TIERRA DEL FUEGO
La provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, creada en 1991, es la más joven y la más austral de las provincias argentinas. Su capital, Ushuaia, está situada en las orillas del canal Beagle. Su nombre, que en lengua yámana quiere decir “bahía profunda que penetra hacia el poniente” (o que mira hacia el levante, que es más o menos lo mismo).
Ushuaia fue formalmente fundada en 1884 pero, en verdad, los primeros pobladores blancos (un grupo de misioneros anglicanos) se habían establecido allí en 1869. Desde entonces y hasta bien entrado el siglo XX, Ushuaia fue poco más que un pueblo de frontera; una especie de puesto de avanzada que se movía, primero, al ritmo del penal (la tristemente célebre “cárcel del fin del mundo”) y, después, al de la base naval y el puerto. Pero, hacia finales de la década del ’70 y, más aún, a partir de la del ’80, eso cambió y el pueblo empezó a convertirse en lo que es hoy: una pequeña gran ciudad.
Durante los últimos treinta años, la población de Tierra del Fuego se multiplicó varias veces. La ciudad de Río Grande, históricamente dedicada a atender las necesidades de las estancias, se convirtió en un polo de desarrollo industrial y en el centro de servicios de una importante actividad petrolera y gasífera. Ushuaia, mientras tanto, tuvo un enorme desarrollo comercial y se convirtió en uno de los destinos turísticos más prestigiosos de la Patagonia y en el puerto de salida de las embarcaciones que visitan la Antártida.
QUÉ VISITAR
-PARQUE NACIONAL
El Parque Nacional Tierra del Fuego se encuentra a 11 km de la ciudad de Ushuaia. Es un lugar perfecto para realizar caminatas y disfrutar de las mejores expresiones de la naturaleza, flora y fauna fueguinas. Dentro del Parque Nacional y entre los bosques de lengas y guindos, se pueden ver una gran variedad de aves, zorros, guanacos, conejos y, a lo largo de los ríos, castores y ratas almizcleras. Y más allá, en la costa del canal Beagle, una amplia muestra de la diversidad de la fauna característica del litoral patagónico austral. A lo largo del Parque Nacional discurren varios senderos de distinto grado de dificultad; todos ellos bien demarcados y con señales y miradores que ayudan a identificar los atributos más significativos de cada uno.
-CERRO CASTOR
El cerro Castor es el centro de esquí más joven y, quizás por eso, más moderno de la Argentina. Cuenta con pistas apropiadas para esquiadores de todos los niveles y una geografía que parece diseñada para multiplicar las oportunidades de descubrir infinidad de nuevos caminos por fuera de ellas. El clima, el paisaje y la calidad de la nieve lo han convertido en el destino favorito de muchísimos esquiadores del país y del resto del mundo que, además, pueden disfrutar allí de la temporada de nieve más extensa de Sudamérica.
ANTÁRTIDA
Ushuaia, es además de todo, la puerta de entrada (o, mejor, el puerto de embarque) de las expediciones a la Antártida. Todo lo que hay que hacer es atravesar un canal de poco más de 1.000 km (el pasaje de Drake) para llegar a ese continente blanco, mágico y soñado con el que sueñan tantos viajeros. Desde Ushuaia, parten cruceros de todos los estilos y para todos los gustos que, según el caso, extienden su itinerario hasta las Malvinas o las Georgias y que pueden insumir entre 7 y 21 días. Vale la pena!
VEGETACIÓN, PAISAJE Y CLIMA
Tierra del Fuego está dividida en cuatro unidades de paisaje bien diferenciadas. Al norte, una estepa de pastizales que se prolonga en playas extensas y de poca pendiente. La especie predominante en la estepa es el coirón fueguino –o coirón dulce- (Festuca gracillima), acompañada, en menor proporción, por el coirón común –o coirón de ovejas- (Festuca magellanica) y algunas especies de los géneros Poa, Hordeum, Carex y otros. Entre los arbustos y matorrales, las especies más frecuentes son la murtilla (Empetrum rubrum), la mata negra (Chiliotrichum difussum) y el bólax.< br>En el centro, una sabana en la que alternan zonas abiertas y pequeños bosques de lenga (Nothofagus pumilio) y ñire (Nothofagus antárctica). Al sur, una franja estrella de bosque en el que predominan las lengas y los guindos (Nothofagus betuloides) y en donde pueden encontrarse grandes matas de los legendarios calafates –o michay- (Berberis buxifolia). Allí, el relieve es abrupto y la costa presenta una sucesión de acantilados, puntas rocosas y playas de poca extensión. Hacia el este, a partir de la Estancia Moat y todo a lo largo de la costa de península Mitre, las precipitaciones se hacen más abundantes y, poco a poco, el bosque se convierte en una “selva fría” con un predominio cada vez más marcado de guindos y la presencia de numerosos canelos (Drymis winteri).
Finalmente, en aquellos lugares en los que el relieve supera los 600 metros, aparece el paisaje altoandino, caracterizado por la presencia de las mismas especies que viven en las cumbres todo a lo largo de la cordillera de los Andes.
La condición insular de Tierra del Fuego ejerce un efecto de amortiguador sobre el clima. La amplitud térmica (tanto diaria como anual) es moderada y las temperaturas máximas y mínimas son mucho más suaves que en sitios de latitud similar situados en el hemisferio norte. La temperatura media del invierno es de entre 5 y 7 C (grados centígrados) y, en verano, de 10 a 12. Las precipitaciones son bajas en la estepa y aumentan hacia el sur y hacia el este, con marcas de 700 a 900 mm en Ushuaia y más de 1.500 mm en el extremo oriental de la Isla Grande y en la Isla de los Estados. Naturalmente, las nevadas se concentran durante los meses de invierno pero, ocasionalmente, pueden producirse en cualquier momento del año.
En Ushuaia y, en general, en todo el sur de Tierra del Fuego, el clima es sumamente cambiante y, es frecuente, que, a lo largo de un mismo día, las condiciones cambien varias veces. Por eso, hay quienes dicen que, en Tierra del Fuego, las cuatro estaciones se pueden presentar en cualquier día. Y es por eso, también, que así como hay quienes dicen que llueve más de 300 días al año, hay otros que prefieren destacar que, todos esos días, también sale el sol.
FAUNA
A pesar de los renacuajos que Charles Darwin creyó ver desde la borda del Beagle, en Tierra del Fuego no hay anfibios (sapos y ranas). Y sólo se puede encontrar un reducido número de reptiles. En la isla viven, en cambio, diversos grupos de aves y de mamíferos marinos, costeros y terrestres. Sobre los acantilados del canal Beagle pueden verse, por ejemplo, cormoranes de varias especies (comunes, magallánicos, reales e imperiales). Y en la isla Martillo (situada frente a la Estancia Harberton), una pequeña colonia de cría de pingüinos magallánicos (Spheniscus magellanicus). También hay, todo a lo largo de la costa, grupos de gaviotas, gaviotines, skúas y varios tipos de petreles. Y, ocupando las playas, ostreros que buscan su alimento y bandadas de varios tipos de chorlos (la Reserva de la Costa Atlántica, en la bahía San Sebastián, es uno de los sitios de cría de aves costeras más importantes del continente).
Entre los mamíferos, hay algunas especies emblemáticas. Los guanacos (Lama guanicoe) y los lobos marinos (Otaria flavescens) por caso, que fueron las fuentes principales de sustento y materias primas de los distintos grupos de aborígenes de Tierra del Fuego. O las increíbles toninas overas (Cephalorrynchus commersonii), los delfines más pequeños que existen. Si uno tiene un poco de suerte (y, sin duda, mucha paciencia) también tendrá la oportunidad de ver ballenas de distintas especies (francas, minke u, ocasionalmente, los imponentes cachalotes).
Los conejos y los castores, traídos alguna vez como base supuesta de una actividad de cría, se han adaptado sumamente bien a la zona y conviven, ahora, con la fauna autóctona. De hecho, la expansión de estas dos especies ha provocado alteraciones de alguna significación y es probable que sean, al menos en parte, la causa de que algunos otros mamíferos se hayan visto desplazados hacia las zonas menos pobladas de la isla.